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viernes, 5 de septiembre de 2014

LOS BENEFICIOS DEL VINO : LA PARADOJA FRANCESA NO ES EL NOMBRE DE UN PERFUME

 Buenos días! Hoy toca una entrada algo diferente. Los beneficios del vino en nuestra salud, explicado por alguien que no solo entiende muchísimo de vinos, los ama, los "cría" y los produce.
 Desde un amplio punto de vista, siempre fresco, audaz e ingenioso como  ella misma.
Si existe alguien que aún no se ha "enamorado de este néctar de dioses", seguro lo hará tras conocer la pasión que le ponen en CLOS DOMINIC.

La conozco desde niña, por eso sabía que estaba destinada a hacer cosas importantes en la vida, porque siempre fue brillante.

Gracias por tus palabras, por compartir con nosotros esa parte de tu sabiduría y tu buen hacer.




Os recomiendo, si alguien tiene la oportunidad de ir a Porrera, (Tarragona), no dejar de visitar sus bodegas y a esta gran familia, gente preparada, y con generaciones futuras que aseguran su larguísima andadura. Así que, nunca mejor dicho, con su permiso, cojo mi CLOS DOMINIC "Vinyes Baixes" y brindo por Ustedes, por ellos y cómo no, POR NOSOTROS!!
Aquí os dejo el enlace. Buen vino, buena compañía, a cuidarse y pasarlo bien.



 
 
LA PARADOJA FRANCESA NO ES EL NOMBRE DE UN PERFUME
 Cuando mi amiga Pilar me pidió que escribiera sobre las bondades del vino para la salud, pensé: ¡Caramba!, sobre eso ya se ha escrito muchísimo, aunque parece que en este país no ha convencido a muchos porque el consumo de vino per cápita continua cayendo en picado. Y curiosamente, en el resto del mundo civilizado, ocurre todo lo contrario. Ergo, o aquí la gente lee poco, o bien el vino viene de una base cultural incorrecta. Quiero decir, que nuestra cultura ha asimilado el vino como algo un poco vulgar o dañino, y eso es, por de pronto, un error bien grande.
Por otra parte yo no soy médico, ni mucho menos, a mí la sangre me asusta un poco, me gusta más el vino. Así que de inmediato pensé: Este artículo no lo escribo, me da yuyu.
Luego empecé a pensar: ¿Y por qué no?, tu eres bodeguera, hace años que haces vino, hace años que bebes vino, hace años que tengo además un título de esteticista, cosa de la que no ejerzo, aunque nunca se sabe, a la vejez viruelas…y volví a pensar: escribe mujer, di algo distinto, divertido y dinámico, habla de belleza y vino, de alegría y vino, de sentimiento y vino.
 
Siempre que se escribe sobre el vino, se escribe en plan snob, o casi, de manera rebuscada, empleando palabras larguísimas, técnicas, o inusuales: resveratrol, polifenoles, taninos, proteínas, sirtuinas…claro, y la gente se asusta o se aburre a la primera de cambio y pasa del tema. (A mí me ocurre lo mismo cuando leo algunas cosas, al primer bostezo pienso: ¡Vaya rollo!).
 
Así que aspiro a no meteros un rollo, aunque de momento ya me estoy enrollando mucho, sin contaros nada. Os juro que no me dedico a la política, yo solo hago vino. Así que allá va, podéis seguir leyendo a palo seco, pero os doy un primer consejo: agarrad una buena botella de vino, abridla y serviros una copa. La cosa se os hará mucho más llevadera y empezaréis a beneficiaros de todo lo que os voy a contar.
 ¿Sabéis que hay una cosa que se llama “la paradoja francesa”?, no, no es ninguna costumbre extraña de los franceses, ni ninguna marca de perfume, es más bien algo que ha sorprendido a la clase médica y por eso lo han investigado. Ya sabéis que la gente que come mucha mantequilla, foie y esas cosas exquisitas, suele pillar tasas elevadas de colesterol e infartos, vamos, que se mueren pronto o se ponen obesos. Bien, pues resulta que los franceses, en general, son más bien delgaditos y sanotes, con pocos problemas de corazón y esas cosas. Pero a la contra, se inflan a diario de mantequillas y foie. (Y otras cosas deliciosas que la mayoría de nosotros no podemos ni oler, porque luego el médico nos chincha). Así que eso les llamó mucho la atención a todos los de la OMS, a la comunidad médica y me imagino que a las farmacéuticas, y plis plas, montaron investigaciones. ¿Y qué paso?...si, ya se que se pone interesante. Pues bien, pasó algo tan sencillo, que no te lo vas a poder creer, pero es cierto. Resulta que es el VINO, y pongo vino con mayúsculas, y todas esas cosas que os he mencionado antes, que si los taninos, que si el resveratrol, que si las sirtuinas…
Resulta que el resveratrol (polifenoles, compuestos que lleva el vino), es una especie de héroe para las sirtuinas, que vienen a ser las guerreras de la longevidad, unas chicas super poderosas, proteínas y guapas ellas,  que permiten que el cuerpo envejezca mejor y más lentamente. Además y por todo ello, el vino es un poderoso anti-oxidante, lo de oxidarse todos lo comprendéis me imagino, uno cuando se oxida rechina, que es lo que nos pasa a los seres vivos a cierta edad.
Bien, pues gracias al gran consumo de vino per cápita de los franceses – aquí no les llegamos a la punta del zapato – ellos comen todo tipo de cosas grasas y buenas y no se oxidan ni se infartan, mientras que aquí, comiendo y bebiendo menos, nos infartamos y nos ponemos gordotes.
 Así que toda esa tontería de que el vino engorda, pues si, también engorda la fruta, porque contiene azúcares y si no los quemamos, se van acumulando…o las verduras, o el pescado…el vino es la gran paradoja de la alimentación, y además no es solo sano, sino que también es un gran aliado de la belleza.
 
He leído por ahí que muchas mujeres guapísimas del pasado y algunas celebridades se lavaban el rostro y el cuerpo con vino. Hoy en día está de moda la vinoterapía, de hecho existen numerosos tratamientos de belleza derivados o fundamentados en el vino, la uva, las pepitas de uva. Un secreto de belleza que debemos de conocer: lavarse la cara con agua caliente para abrir un poco los poros y luego lavarse con vino. Sencillo, barato, pero usad un vino bueno por Dios, o al menos un vino de pueblo, natural y sin demasiado perifollos, que luego diréis que no os ha hecho efecto.
 
No todos los vinos son iguales, los vinos tintos parece ser que favorecen más el tema por el hecho de que tienen una mayor cantidad de sustancias polifenólicas. Pero bueno, puestos a disfrutar de una buena copa, empezad con el color que queráis.
 
Además de que el vino permite que nos encontremos más sanos, que ayuda a neutralizar los radicales libres y esas cosas, que yo siempre me imagino como los ciempiés, con muchísimas patas y algo repelentes, el vino une a la gente. Es tan delicado, delicioso y a la vez complejo, que la gente que entiende de placeres y buena vida, suelen ser por lo general, buenos conocedores del vino y sus variantes y grandes coleccionistas y conocedores.
 
A mi me da pereza enrollarme más, y creo que tampoco es necesario. Os recomiendo que os acerquéis al mundo SANO del vino, del buen vino por supuesto, detrás hay centenares de pequeñas bodegas familiares que se esfuerzan a diario por poner un producto sano y bueno en vuestras casas. Muchas de esas bodegas, como la mía, pues soy la jefe de una (¿Se nota?), hacen también una cosa divertidísima y barata, que se llama enoturismo. Es como ir al cine, pero en vez de poneros una película a oscuras y daros una bolsa de palomitas, os enseñaran hermosos viñedos, y os servirán  hermosas  copas con buen vino.
 
Si no os cuidáis vosotros ¿Quién os va a cuidar?, no os olvidéis de la paradoja. (Que no, que no es un perfume, y dale!!!).
 
Dominic Bairaguet
Gerente en CLOS DOMINIC (PRIORAT-PORRERA)…
 

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